La teoría económica marxista se sustenta sobre una falacia, la incomprensión de que la riqueza se puede generar.

El marxismo concibe al poder político-económico como un privilegio a disputar entre el proletariado y la oligarquía. Este planteamiento surge desde el error conceptual de no entender que la riqueza se puede generar.

La riqueza se genera desde la empresa privada, la cual al combinar factores productivos: Trabajo, insumos, capital (humano y económico) y tecnología produce bienes o servicios cuyo valor económico es mayor al valor de los factores por separado.

Y = F (K,L,N,t) ; Y=Producción

K= Capital
L= Labor
N= Nature
t= Technology

El valor económico del producto final es mayor que la suma de los factores productivos involucrados. Este mayor valor dependerá de la tecnología y capital humano empleado, o del país.

Es por esto que la generación de riqueza no es a costa de otro, solo es a costa de otros, cuando se transfiere riqueza por ejemplo mediante impuestos. Esta incomprensión económica es lo que lleva a muchos a adherir a una ideología que solo ha llevado a los países que le han practicado a la pobreza.

Lo que destruye la pobreza es una sociedad industrializada, donde se genera riqueza y se distribuye de la mano de la competencia entre empresas por captar el mejor capital humano, a través de la remuneración del trabajo.