La estructura tributaria en Chile tuvo un efecto prácticamente nulo en el mejoramiento de la desigualdad desde 1990 (Gini 0.53 durante Pinochet, Gini 0.52 durante Bachelet):

Desigualdad Chile - Gini Presidentes

La razón, una vez más el desconocimiento técnico de nuestros políticos en el efecto en los incentivos de sus políticas. Las personas responden a incentivos.

Esto además de la debilidad en el efecto disuasivo de nuestra ley en cuanto a las penas por evasión, colusión, etc. Donde parece rentable aprovecharse del sistema, ya que el costo de la multa es inferior al beneficio económico de incurrir en ella. Esto debe corregirse urgentemente.

Nuestro sistema tributario incentiva la elusión, al haber una diferencia sustantiva entre el impuesto a las empresas y el impuesto a las personas de mayores ingresos, éstos últimos deciden:

1) No retirar sus utilidades para no tributar en el global complementario y así no caer en un rango alto de impuestos.

2) Buscar mecanismo de elusión (loopholes) que permiten eludir el gravamen a los altos ingresos. Ya sea trasladando esta inversión a paraísos fiscales, o sociedades de papel

Esto se traduce en una concentración de la riqueza en las empresas más grandes de nuestro país.

La única manera de mejorar esta combinación de malas políticas públicas, es aumentar y mejorar los incentivos para dirigir la inversión a nuevas compañías y compañías más pequeñas. La disminución de la brecha del impuesto a primera y segunda categoría facilita este proceso.

De esta manera, nuestras propuestas son:

– Un impuesto fijo a las empresas de 22%, y un máximo a las personas de 28%

– Mantener el FUT para las PYMES únicamente

– 0% de impuesto a las empresas técnologicas, de manera de promover el desarrollo en este campo

– Incentivos a la repatriación de inversión en paraísos fiscales, con cero gravamen de repatriación y acogidos al 22% y 28% de gravamen antes mencionados

– Impuesto negativo: Entregar subsidios directo a las familias más pobres para ir aumentando el sueldo ético familiar para en 8 años más llegar a un mínimo de 400 mil pesos efectivo (sin necesidad de afectar el mal llamado ¨sueldo mínimo¨)

Todas estas medidas debieran implementarse de manera gradual a fin de evitar desequilibrios económicos.

De esta manera se mejoraría la distribución del ingreso, nuestro desarrollo técnologico y disminuiría la pobreza.