– Una entiende que el camino al progreso no está pavimentado de impuestos, la otra no duda en meterle la mano a los bolsillos de los chilenos (*).

– Una luchó por recoger al país de la ruina post comunismo, la otra se refugió detrás de el muro de Berlin.

– Una considera que el principal enemigo de una sociedad libre es el comunismo, la otra pretende incorporarlo al gobierno.

– Una cree que los sindicatos no tienen el derecho para detener a un país, por el contrario los capacita para hacerlos crecer. La otra guarda silencio frente los paros ilegales.

– Una entiende que el Estado no es más que políticos de algún sector, que intentan quitarle poder político y la libertad al individuo para otorgárselas a sí mismos, la otra considera que más Estado es la solución a todos nuestros males.

– Una sabe cuáles son las políticas públicas eficientes que nos llevan al desarrollo, la otra sigue sin dirección los vientos de marea al fragor de los vociferantes de siempre

– Una intenta generar más oportunidades y capacitaciones laborales, la otra intenta frenar la pobreza por ley (salario mínimo – sin importar su efecto en el desempleo)

– Una intenta mejorar la situación económica absoluta de los más pobres, la otra solo se preocupa de la relativa de los pobres frente a los ricos.

– Una cree en la libertad, más responsabilidad, oportunidades y esfuerzo personal, la otra solo habla de derechos y no deberes

En definitiva, una nos lleva al desarrollo, la otra nos eterniza en el subdesarrollo, el desempleo y la inflación.

Nota:
(*)Los impuestos a las empresas en realidad lo pagan sus trabajadores y consumidores