Ni la Derercha ni la Izquierda es objetiva ideologicamente para llegar al desarrollo:

La derecha por un lado, por su dificultad para entender la importancia de la educación, tanto en la formación de capital humano, como la disminución de la desigualdad. La urgencia para mejorar la calidad de la enseñanza, especialmente en (1) la Educación Publica (colegios municipales) y (2) Educación Privada (en algunas) universidades e institutos.

Para esto es necesario a lo menos:

– Mayor fiscalización a todo nivel de los resultados de establecimientos educacionales, calidad de profesores, etc

– Exigir estándares de calidad con métricas definidas

– Mejorar incentivos económicos en cuanto a resultados, para ambos, los mejores colegios municipales y profesores.

– Aumentar la competencia para mejorar la calidad y disminuir la desigualdad (evaluación de profesores)

– Mejorar los incentivos para la carrera docente por un lado, y exigencia de maestrías dentro de (a lo menos algunos) profesores de la educación publica como en países nórdicos.

En resumen, por dejarla simplemente a manos del mercado sin evitar y preveer las fallas de este (asimetrías en información en cuanto a calidad), especialmente dentro de los menos informados (los pobres).

La izquierda por otra parte tampoco es objetiva, no entiende la importancia y aporte del crecimiento económico en la recaudación de impuestos. Tampoco entiende la importancia de los equilibrios macroeconómicos, siendo la inflación y desempleo el cáncer de los pobres.

Además de no entender que la gratuidad en la educación solo favorecería la educación vocacional, frente a la educación profesional. Es la última la que sí mejora la productividad, es decir, es una inversión del país. En otras palabras, el financiamiento directo y via becas, promueve el aumento en la productividad de la persona, y por ende del país a diferencia de la gratuidad.